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lunes, 6 de octubre de 2014

Notas Conferencia. El vino y su influencia en las tres culturas

NOTAS SOBRE LA CONFERENCIA “EL VINO Y SU INFLUENCIA EN LAS TRES CULTURAS” PRESENTADA POR EL ENÓLOGO DON ANTONIO GARZÓN SIMÓN

*Aclaración. Este texto está basado en la Conferencia expuesta por Don Antonio Garzón Simón dentro de la programación de la IX Edición de los Encuentros entre Culturas, Montánchez 2014. No se tratan de palabras textuales del autor, si no de un intento de recopilación de los elementos más importantes de la misma.

Si nos remontamos al origen del vino tendríamos que retroceder unos 5000 años y trasladarnos a las regiones caucásicas para conocerlo. Para que se produzca la fermentación del vino es necesaria una serie de elementos y condiciones que de forma casual se daban en ese momento. Entre los elementos imprescindibles para que ocurriera una fermentación espontánea tenemos dos; la existencia de la planta y el fruto de la “vitis vinífera, trepadora” conocida como vid y la existencia de levaduras, que no son más que hongos microscópicos que se encuentran de forma natural en los hollejos.
Rápidamente el mosto-vino llama la atención del hombre por las siguientes cualidades; mitiga la sed, es agradable a los sentidos y beneficioso para la salud (tónico, rubefaciente, estimulante de los sentidos, cardiosaludable, antioxidante y alimento).  Los datos más antiguos de consumo de vino datan del año 2000 antes de Cristo, en lo que se considera el primer libro de la historia, El Poema de Gilgamesh, con la siguiente frase:
“ El hombre salvaje alcanza su total humanidad al comer pan y beber vino”
A continuación, vamos a ver como todas las civilizaciones a lo largo de la historia han consumido vino u otro tipo de bebidas fermentadas. Basándonos en tres culturas imprescindibles como son la musulmana, la judía y la cristiana.
En el siglo VII emerge desde Medina y La Meca una nueva religión, el Islam, de rápida extensión cuyo fundador fue Mahoma. El Corán en sus inicios no prohíbe beber vino si no emborracharse. De hecho, se sabe por medio de la tradición oral, que Mahoma bebía bebidas fermentadas a base de frutos como el dátil. Después de la muerte del profeta, sus discípulos escriben el primer Corán que se va retocando por juristas y teólogos hasta llegar al actual que proviene del siglo X. Quien prohíbe el consumo de vino son los preceptos religiosos, estos están influenciados por consideraciones proféticas, jurídicas y coránicas que los gobiernos emplean a su antojo. Es probable incluso que en época de exceso de consumo obligaran a tomar medidas a sus dirigentes. A partir de ahí, son utilizados una serie de argumentos como que el vino es malo porque no permite el control de las pasiones, ni la continencia, ni el respeto, ni la rectitud… en definitiva no es tanto el pecado en si como que está asociado a consideraciones negativas y se termina prohibiendo.
Con la extensión del imperio Musulmán llegan a España en el año 1711, constituyendo Al Andalus. Se inicia un periodo de convivencia entre musulmanes, cristianos y judíos.  En España el consumo del vino estaba generalizado como en toda la región mediterránea, con la implantación del reino de Al Andalus se permitía el consumo de vino a cristianos y a judíos, a pesar de las prohibiciones religiosas todas las clases andalusíes bebían vino como demuestran la conservación de poemas de la época relacionados con el vino (vinos de arrope, vinos dulces de Málaga…) Esta permisividad va variando según las épocas y mandatarios. En las épocas más estricta a los cristianos y judíos se le subían impuestos y a los musulmanes se les castigaba más duramente. Como ejemplo de mandatario más duro encontramos Al Hakan II que mandó arrancar las viñas, a pesar de que sus consejeros le explicaron lo inútil de esta acción pues se podían hacer fermentaciones con otras frutas.
En la actualidad, la permisividad del mundo musulmán con el vino varía en función de los países, mientras que en lugares como Afganistán está totalmente prohibido en lugares como Turquía está autorizado.
En la cultura judía el consumo de vino es elevado a ritual. En los ritos judíos se comienza ante una copa de vino, en el sábat (día sagrado de la semana judía) hay que tomar copas de vino en periodos determinados, 4 copas en la pascua, dos en las bodas, una copa en la circuncisión etc. EL cumplimiento de estas normas varía como en toda religión y va desde casi nulo o nulo en los judíos seculares hasta su estricto cumplimiento en los judíos ortodoxos.
Existe una norma en cuanto al consumo de vino por parte de la comunidad judía ya que no se puede beber vino con “gentiles”, es decir, con personas ajenas al judaísmo. Los judíos deben beber vino kosher, vino para los judíos hecho por los judíos, nadie ajeno a las personas encargadas puede tocar nada, si es tocado por gentiles se considera una ofrenda o libación a dioses paganos. Al fin y al cabo una forma de controlar el trabajo y el poder.
Por último, nos queda la religión cristiana, donde el vino es religión y no hay ninguna prohibición estricta, de hecho en la biblia podemos encontrar más de 200 referencias al vino, entre las que destacan las bodas de Caná o la última cena. Pero es en la eucaristía donde el vino alcanza su mayor transcendencia.
Las órdenes religiosas han desempeñado un papel muy importante en el desarrollo del mundo del vino destacando las órdenes de Cluny y Cister. De hecho la revolución vinícola producida es impulsada en  1112 por Bernardo de Fontaine, de la orden del cister borgoña. Con esta revolución se pasa de un cultivo donde no importa la calidad al inicio de selección de plantas, variedades, control de la fermentación…  Entre los aportes de las órdenes religiosas al mundo del vino también destaca Don Perignon en la Abadía de Hauvillers en el año 1700 en el que se descubre el champagne.
Después de esta importante labor, el vino pasa a manos de viticultores y enólogos como conocemos hoy en día.
Para finalizar, el autor de la conferencia Don Antonio garzón Simón hace esta referencia al apocalípsis.
“El vino creo que perdurará siempre, hay una profecía en la biblia en la que el tercer jinete del apocalípsis, monta un caballo negro, montado poe el jinete del hambre. Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente que decía: ven y mira, y vi un caballo negro y oí una voz en medio de los cuatro vientos que decía dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario. Pero el vino no lo toquéis”

Fin